Hoy
vamos a explorar los procesos de las comunicaciones humanas interiores
(y creativas). Esta es un área (comunicación y creatividad) en la cual
me he centrado en mis exploraciones personales desde que era un niño He
sido muy afortunado al darme cuenta muy pronto de en qué dirección
quería que se moviese mi vida.
Primero
empecemos aceptando que la Intuición existe, como esa capacidad
interior de conocer en términos específicos, sin una conexión física en
la que basarse, una especie de acción a distancia, que la ciencia
siempre se negó a reconocer hasta que aparecieron los físicos cuánticos.
Creo
que todos nosotros hemos tenido una o más experiencias de naturaleza
intuitiva. Pensamos en una persona y el teléfono suena, y justo es esa
persona. Soñamos con alguien a quien no hemos visto por un largo periodo
y, en unos pocos días, lo vemos u oímos algo relativo a esa persona.
Ayer pensé acerca de un amigo del que no sabía nada en las últimas
semanas y hoy recibí un correo electrónico de él. Vamos a un lugar en el
que no hemos estado previamente y sin embargo nos resulta familiar,
como si con total seguridad hubiésemos estado allí antes, lo que se
conoce como déjà vu.
Antes
de continuar con esta exploración de la intuición, quiero agregar otro
elemento que, aunque no está directamente relacionado con la intuición
per se, sí lo está con la efectividad y utilidad de la información
recibida intuitivamente, me refiero a la sincronicidad.
La
sincronicidad se define generalmente como situaciones no relacionadas
entre sí pero que adquieren sentido para la persona. Una vez, estaba
hablando con unos amigos acerca del libro escrito por Arthur Avalon (un
autor no demasiado conocido), cuando justo en la radio emitieron la
canción Avalon (una melodía de 1930). Unos días atrás estaba comentando
acerca de los síntomas de tipo respiratorio y pulmonar con un médico
amigo, cuando una persona desconocida para mí, llamó para preguntarme
sobre el enfisema. El último domingo le mencioné a un amigo mi deseo de
visitar Argentina, y el lunes recibí un correo de alguien a quien no
conozco personalmente, preguntándome cuándo iría a Argentina a dar un
curso. Estos son ejemplos de cosas que ocurren habitualmente, las cuales
considero, nos ocurren a todos en nuestras vidas. Ahora, el cómo las
consideramos, si sólo como diversión, o como coincidencias inusuales o
no totalmente por azar, depende de nuestra percepción personal y sistema
de creencias o forma de ver el mundo. Me gusta el comentario de mi hijo
al respecto: “Es el universo que nos hace un guiño”. Obviamente los
lectores de esta publicación son versados en la percepción y apreciación
de estos eventos sincrónicos.
Dentro
del paradigma de la Medicina del Alma, en el proceso creativo de vivir,
no hay eventos que se den por azar. La vida está inimaginablemente bien
organizada. Decimos que siempre hay una especie de sincronicidad
perfecta ocurriendo en nuestras vidas. Nuestro estado interior y los
eventos están reflejados en metáforas tridimensionales en el mundo
exterior. Nosotros no siempre estamos conscientes de la relación
metafórica. También podemos decir que esto explica el hecho de que la
información intuitiva, la respuesta de la vida cuando le hacemos una
pregunta, siempre es correcta. No se trata de bueno o malo. Sino de cómo
es de correcto y útil en la exploración con el paciente. En este modelo
de curación usamos la información intuitiva sólo para clarificar los
eventos pasados y no para predecir el futuro.
Una
vez conocida esta introducción sobre la sincronicidad, podemos imaginar
una situación en la que hacemos una pregunta, nos interiorizamos y
percibimos una respuesta que es útil y tiene sentido… Ahora la cuestión
es ¿cómo surge esa respuesta y cómo podemos entenderla mejor,
interpretarla, comunicarla y transmitir esa información?
La
información que nosotros percibimos en el mundo exterior generalmente
se considera que viene a través de nuestros cinco sentidos –visión,
olfato, tacto, gusto y audición-. He descubierto que internamente
tenemos al menos 10 sentidos. Una vez oí por la radio a un chamán indio
que decía en un programa que teníamos 12 sentidos interiores. Como no
los mencionó ni los describió desconozco cuál es su contexto. Lo
menciono porque no me sorprendería que hubiese 12 o incluso más.
Personalmente me he dado cuenta, hasta ahora, que existen 10.
Los
cinco primeros son la versión interior de los cinco sentidos
exteriores: visión interior, audición, tacto, olfato y gusto. Al menos
en nuestro estado de sueño somos capaces de experimentar todos estos y
probablemente todos tengamos esta capacidad. Me gustaría decir que la
mayoría de nosotros hemos experimentado la actividad de estos cinco
sentidos en estado despierto –por ejemplo, cuando parece que alguien nos
ha llamado por nuestro nombre, o cuando captamos un aroma que no está
presente físicamente, o vemos una imagen o flash delante nuestro o
cuando cerramos los ojos y visualizamos algo, o cuando percibimos un
sabor que no está presente. El tacto también está presente y no está
limitado sólo al hecho de tocar con las manos.
Además,
tenemos otros cinco sentidos: el saber, la identidad verdadera, la
comprensión multi-dimensional, el tiempo y el humor. Por el momento sólo
quiero indicar que existen y nombrarlos. En otro momento los exploraré
más profundamente.
Resumiendo
hasta ahora, tenemos un universo que se comunica conscientemente con
nosotros. Le podemos hacer preguntas y nosotros tenemos los sentidos o
sensores como para poder percibir la respuesta o información. La
sincronicidad perfecta siempre permite que la información sea la
correcta, aunque a veces no sepamos qué es lo correcto –mentalmente,
emocionalmente o físicamente-.
Ha
habido momentos de saltos cuánticos en mi propia exploración. Uno de
estos fue cuando tuve la certeza de que la clave podría estar
relacionada con el lenguaje más que con los sentidos (voz interior,
imágenes interiores, etc.). Esto me abrió una gran puerta.
En
cualquier lenguaje hay básicamente tres vocabularios: activo, pasivo y
el resto del diccionario. Nuestro vocabulario activo está compuesto
aproximadamente por 2-3.000 palabras que usamos regularmente. El pasivo
son esas palabras que no usamos habitualmente, pero que si las leemos o
las escuchamos en boca de otros, sabemos lo que significan. El tercer
vocabulario es lo restante o lo que buscamos en el diccionario porque no
sabemos su significado.
Es
curioso que con las 2-3.000 palabras que conocemos también podemos
aprender conceptos nuevos. Esto se produce a través de un arreglo
diferente de dichas palabras (un chico amistoso versus un chico- amigo,
traducido del Inglés “a friendly boy vs. a boy friend”) o mediante la
percepción de un significado más amplio (“Todas las damas son mujeres
pero no todas las mujeres son damas siempre”). En última instancia el
significado surge cuando lo relacionamos de alguna manera a través de
nuestra experiencia personal.
Aquí
es importante reseñar que, en mi exploración del proceso intuitivo
experimenté la “certeza” o conocimiento de que la vida nos habla, y que
lo hace sobre la base del tú a tú. Esto sugiere que el resultado no es
como una especie de diccionario de sueños –el que un caballo galope en
el sueño significa que…etc.-. Tenía que incluir principios amplios pero
específicos en lo individual, al menos eso me pareció a mí, y en forma
correcta.
El
siguiente salto cuántico ocurrió con la comprensión de que somos
totalmente diferentes de un instante a otro, incluso desde lo físico.
Los yoguis dicen que nacemos y morimos con cada respiración. Los físicos
cuánticos dicen que el universo -y todo lo que incluye- se enciende y
se apaga en el Tiempo de Hilbert. Los sabios hablan que la vida no es
continua.
Una
cosa de la que me he dado cuenta muy pronto en mis exploraciones es que
cada vez que preguntaba por información acerca de otra persona, la
respuesta siempre me venía basada en mis propias experiencias vividas.
También noté una tendencia por mi parte a rechazar la información,
diciendo internamente “No, eso me pasó a mí, quiero saber que le pasó a
él”…
Luego,
en cierto punto, y después de haber tenido un número de coincidencias
físicas entre lo que me había ocurrido a mí y lo que le había ocurrido a
la otra persona, todo pareció unirse en lo que llamo el lenguaje creativo interior.
Resumiendo,
el lenguaje creativo interior está compuesto por todas las palabras,
símbolos, experiencias, sensaciones y toda información que consideres
significativa para ti. Esto puede surgir a través de cualquiera de los
sentidos, mayormente de los interiores, pero algunas veces a través de
uno exterior –otra vez, el telón de fondo es una sincronicidad perfecta,
donde ambos sentidos, el interior se refleja en el exterior.
Cuando
en la Medicina del Alma formulamos la pregunta interior “¿cuándo
sucedió el hecho causal?” obtendremos información que reconoceremos
porque, a menudo, es parte de nuestra directa o indirecta experiencia
pasada. (Puede ser incluso una imagen absurda, como un elefante luciendo
zapatillas de correr) – Ahora yo sé lo que ambos elementos son, ahora
que los relaciono con la respuesta a mi pregunta. Este es un ejemplo
actual y está relacionado con una jovencita que escapó para incorporarse
a un circo). Podría ser también alguna visión relacionada con algo que
me sucedió.
De
todas formas, dado que soy diferente, ese hecho no me sucedió a mí,
sino que es simplemente una referencia metafórica que me resulta
familiar. Podemos ahora considerarlo como vocabulario. Esta es la base
para exploraciones más profundas con el paciente, y son siempre
correctas. La cuestión es cómo es correcta en lugar de si es correcta.
La metáfora puede ser mental, emocional o física. A menudo, cuanto más
absurda la imagen –como por ejemplo la del elefante con las zapatillas
de correr- más exacto es el ajuste en la vida del paciente.
De
una forma similar, aunque la pregunta sea realizada hacia adentro, la
información y las imágenes aparecerán internamente, algunas veces
también se puede presentar información exterior. Una vez, trabajando con
una persona en una situación grupal, el grupo fue dando imágenes y yo
las fui escribiendo. En el medio del proceso se escuchó la sirena de una
ambulancia que captó mi atención, por lo que incluí la ambulancia y la
sirena en el listado. El ejercicio en el que estábamos trabajando era
uno muy simple para comprender cómo funciona el proceso intuitivo y cómo
siempre la información era correcta. La pregunta hecha por la persona
fue centrarse en “¿qué le ocurrió en agosto de 1979? –estábamos entonces
en 1985- Después de ir imagen por imagen y ver que eran correctas y
relacionadas, llegamos a la ambulancia y la sirena. En ese punto la
mujer se puso a llorar. Ella y su madre habían estado de vacaciones, y
viajando en autobús, su madre había tenido un ataque al corazón. Una
ambulancia llegó al lugar con la sirena sonando y se llevó a su madre.
Esa fue la última vez que vio a su madre con vida.
En la Medicina del Alma utilizamos el idioma creativo interior
específicamente para localizar el hecho o evento causal en el pasado
del paciente, aunque ésta es sólo uno de los posibles usos de esta
valiosa herramienta. Por lo que yo sé, el idioma creativo interior, es
el único modelo esquemático disponible actualmente en el mundo que
describe cómo funciona el proceso intuitivo. Es un sistema para cosechar
conocimiento e información interior y conectarnos conscientemente con
ese otro 99% de nosotros. Es una forma de estar completo e integrado así
como conscientemente presente a todos los niveles. Algunas veces bromeo
y lo comparo con tener la lista de teléfonos móviles de Dios. Los
hombres sabios de todas las épocas nos han indicado que el verdadero
conocimiento está en el interior; y que sólo necesitamos tener acceso a
esa información y, por supuesto, luego actuar en consecuencia.
La
cuestión que surge es si el idioma creativo interior puede usarse para
predecir el futuro, teniendo en cuenta que, no sólo tenemos el sentido
del tiempo sino que nuestra conciencia es móvil y capaz de moverse hacia
delante y hacia atrás en el tiempo. Mi respuesta inicial es no. La vida
es un misterio y nadie puede predecir el futuro con total certeza en
términos físicos, por ejemplo, “¿Podré obtener el trabajo para el que me
entrevisto la próxima semana?” Mi segunda respuesta sería que, si tú
estás cómodo con las probabilidades y con temas como los futuros
posibles y probables y las realidades alternativas (la teoría en Física
de los diferentes mundos), entonces sí podría ser una herramienta útil
para hacer frente a las posibilidades futuras en el tiempo. Debo también
advertir que el trabajar directamente con el misterio, con el futuro,
puede llevarnos a fantasías de tipo egoístas. El poder personal siempre
se experimenta en el presente, y el tiempo en última instancia es una
consideración con sede en el no tiempo o lo que se conoce como el
presente eterno. Si pudiésemos considerar nuestra vida como un proceso,
como una aventura del alma, lo que nos importa es el presente y no un
determinado resultado. Cuanto más nos centramos en el futuro, en el
presente actuamos de forma menos efectiva.
Dado que hablamos del tiempo, es un buen momento para comentar sobre las posibilidades de sanación que ofrece el uso del idioma creativo interior.
Cuando preguntamos acerca del hecho causal en el pasado del paciente,
la exploración comienza cuando el paciente se relaciona con el hecho de
forma específica, lo que suele suceder de forma inmediata. Pareciera
que, cuando el paciente habla de sus pasadas experiencias, lo hiciera
haciendo funcionar su memoria. Pero esto no es exactamente lo que
sucede, sino que sería más correcto decir que el paciente viaja en el
tiempo, desde el presente, expandiendo su marco de referencia hasta
revivir el evento, e incluso hasta completarlo. Hay habitualmente mucha
catarsis y descarga emocional (no necesariamente lágrimas, pero a veces
asoman) en ese revivir. Cuando el paciente completa la descripción del
proceso se produce un cambio considerable en su comportamiento y surge
una sensación de bienestar. Algunas veces, incluso, y para gran alegría
del paciente, el síntoma desaparece totalmente. He visto el caso de
varios niños que, con la información interior que facilitaba el
terapeuta, al revivir el evento, tenían fiebre e incluso tos y mocos.
Una vez finalizada la descripción, tanto la fiebre como los mocos y la
tos, desparecían como si nunca hubiesen estado allí. Este tipo de
conversaciones se pueden considerar como cirugías mentales y
emocionales. Pueden ser muy impactantes cuando uno las presencia y
observa su propia sanación de un instante a otro. Parece como mágico,
como un milagro. Repito, se trata de cómo cada uno percibe el mundo, el
propio paradigma y el contexto en el que encuadramos el proceso de crear
la enfermedad y la curación.
Resumiendo,
cuando hacemos una pregunta interiormente (o una pregunta a la vida, si
prefieres) y nos quedamos quietos permitiendo que surjan imágenes u
otro tipo de información, la respuesta se da. Esa secuencia de imágenes
estará relacionada con nuestra experiencia directa y será en forma de
metáfora o parte de nuestro idioma creativo interior (nuestro
vocabulario metafórico) y nos llevará a descubrir ese conocimiento, esa
comprensión que estábamos buscando. La información puede venir tanto del
interior como del exterior a través de los 10 sentidos interiores o de
los 5 exteriores. En la vida hay una sincronicidad perfecta
interior-exterior lo que nos permite darnos cuenta que la información es
siempre correcta. No importa si lo es sino el cómo es de correcta desde
un punto de vista físico, mental y emocional. La exploración del hecho
causal es como un viaje en el tiempo hasta ese momento, más que un
ejercicio de la memoria. Suelen darse catarsis de distinto grado lo que
produce, muy a menudo, cambios inmediatos en el estado físico del
paciente. El hecho de que, tanto nosotros como el universo, seamos
nuevos de instante en instante, ayuda a la comprensión de estas
curaciones mágicas que a veces se producen. –no es que siempre ocurran
de esa forma, pero en general, cierta mejora se produce cuando la
exploración ha sido profunda y sincera, y la persona acepta el cambio y
realmente quiere curarse.
Creador de La Medicina del Alma