12 de noviembre de 2012

Dar Gracias




Dar Gracias

En la Medicina del Alma sabemos que el  Universo siempre nos apoya así como que somos los artífices de nuestra vida. Pese a ello, es frecuente que nos quejemos de las cosas que nos pasan, así como que al rezar nos dediquemos a pedir, a solicitar, a rogar intentando conseguir que esa entidad Superior se plegue a nuestros deseos, como si no fuera eso, precisamente, lo que hace siempre: favorecernos, darnos la razón, aunque no siempre de la forma que nosotros esperamos y a veces sin que nos demos cuenta, dada nuestra falta de perspectiva.
En contraposición, es mucho más reducido el número de veces en que acostumbramos a dar gracias por aquello que la Vida nos concede. Normalmente o no nos acordamos o, más frecuentemente, no nos damos cuenta de los regalos que estamos recibiendo, por lo que no vemos la necesidad de hacerlo.
Conocemos que la Vida nos habla de muchas maneras pero no pensamos en las múltiples maneras que tiene de gratificarnos. Tenemos tendencia a pensar en un regalo como en una cosa grande, extraordinaria, como algo que se recibe en una fecha señalada o en una situación remarcable. No nos damos cuenta, así, de la enorme cantidad de ellos que recibimos cada día, señal de que vivimos de una forma poco consciente, ajenos al “aquí y al ahora”.
Que pocas veces nos damos cuenta lo azul que está el cielo, de ese soplo de viento que, de repente, nos alivia del calor en verano, de esos colores con los que se ha vestido el campo o de la sonrisa con la que alguien nos saluda al entrar una habitación o al cedernos el paso en una puerta. ¡Cada día estamos  recibiendo obsequios a montones, a cada instante!, la cuestión es que estamos tan acostumbrados ¡que ni lo notamos! y que pocas veces, si es que lo hacemos alguna vez, damos gracias por ello, pese a lo cual la Vida, generosa, no nos lo tiene en cuenta y nos los sigue ofreciendo.
Creo que el hecho de dar gracias, de acostumbrarnos a ello es, por una parte, un acto de justicia, ya dice el refrán castellano “Que es de bien nacidos el ser agradecidos”, pero además es una forma de vivir nuestra vida más despiertos. Acostumbrándonos a aceptar y a agradecer lo haremos también a reconocer, a ser conscientes de todo aquello que estamos recibiendo a cada momento. Será como vivir en una mañana de Reyes o de Navidad, como en una “Fiesta de aniversario” de forma permanente: vamos a estar más contentos, más felices, pues va a ser el propio Universo el que nos haga de Espejo.
Recordemos finalmente las palabras que dijo Eric en el último curso que dio en Barcelona. “Dar gracias es la mejor forma de oración”.

Por  Luis Hernández (Presidente de la Asociación Alameda)


8 de noviembre de 2012

Noviembre-Diciembre 2012. “Vibración”


Y es así que, manteniendo la conexión con lo alto, encontramos el sendero en lo que está abajo. Manteniendo la conexión vertical, encontramos sentido a lo que pasa en lo horizontal. A eso le llamamos sincronicidad, el arte de estar atento al sentido constante que ocurre en el presente, des-cubriendo los velos que una vez nos pusimos  nada más nacer. 
Un puente entre mundos, entre dimensiones, entre realidades. Así funciona la sincronicidad, como puente que comunica lo supra-mental con lo material. 
Ya no hay marcha atrás. El barco está a punto de partir y se están subiendo los que están dispuestos.”
Cada vez más sobran las palabras y abundan los sentires. Se caen como hojas muertas las ideologías, las filosofías, las corrientes de pensamiento y renace, como brote tierno el reconocimiento vibracional de lo real, de lo sencillo, de lo esencial. “La Verdad es una vibración perceptiva”. Simple, certero, real. Se reconoce sin más. Y no requiere de palabras o tratados extensos. Una simple percepción pura y sin forma de autenticidad genuina a través del cuerpo.
El cuerpo no miente. En él reside la auténtica sabiduría de la Vida, de la Naturaleza. Y todos los aspirantes al Nuevo Mundo están sintiendo de manera ineludible un llamado profundo a “habitar nuevamente el cuerpo”. El dolor simplemente es una desatención de nuestro templo. Por eso grita, para llamarnos nuevamente la atención. Y es ahí que la atención no es una cualidad de la mente sino de la Conciencia que vive y mora más allá de nuestra mente y que finalmente está descendiendo nuevamente para habitar el templo que una vez fue desalojado de toda luz, de toda Verdad, de toda autenticidad. Es el descenso de lo supra-mental a la materia, un descenso previo y necesario que nos abre a una posterior ascensión perceptiva y vibracional a una nueva realidad, a un nuevo mundo.
El cuerpo no miente. Su postura, su gesto, su movimiento refleja vibracionalmente la realidad del que habita en él. Es a través de él que somos. Es a través de él que podemos alinearnos a vivir la experiencia más maravillosa jamás ocurrida sobre la faz de la tierra. El nacimiento de una Nueva Especie, el Nacimiento de una Nueva Realidad.

Corazón.
La mente no puede luchar por más tiempo contra la expansión cada vez más acelerada de nuestro corazón. Pero lo está intentando. Y la realidad externa, como metáfora de lo interno, está reflejando esta lucha, esta resistencia. Los patrones climáticos de estos últimos meses están invitándonos a “re-cordar” que no existe mayor poder que el de la Naturaleza. Y sólo basta una sacudida de la gran Madre para desbaratar un sistema que durante 500 años ha ido en contra de la Naturaleza, un sistema de esclavitud encubierta, un sistema que ha tapado por siglos la Verdad sensible y sintiente del corazón humano.
“En la Naturaleza todo tiene su momento y su ley es infalible. Pero no es una ley como las que conoce la mente, ni mágica, ni psicomágica, ni científica, ni metafísica, ni espiritual…Es una ley que no se puede desmembrar, ni separar, ni contabilizar, ni siquiera nombrar. A lo sumo lo que podemos es alinearnos con ella, ser uno con ella, entregarnos enteramente a ella. La Naturaleza posee su propia ley, una única ley que aglutina todas las demás leyes descifradas y colapsadas por la mente humana. Ella ES, simplemente ES, y siempre se manifiesta, siempre está operando, siempre está en funcionamiento desde el principio impertérrito en que el vacío condensó la primera partícula, la primera explosión, el primer “momento perfecto” en que surgió la primera expresión de VIDA. La Ley, la Ley Natural, algo indisolublemente imbricado a la misma matriz de la Vida, es una ley invisible que existe en la forma y en la  no forma y gobierna TODO aunque exista en la NADA, en ese VACÍO desde donde nace otra vez el TODO. Y vuelta a empezar.   
Naturaleza. Cada manifestación de vida existe, fluye y evoluciona guiada por este halo natural sin forma que activa, despierta y transmuta a la forma cuando le ha llegado el momento. Una semilla contiene en su esencia hasta el último brote potencial de su estructura. Pero es una semilla, con su cascarón duro y protector. En su interior está el árbol, pero es semilla. Ella espera paciente el “momento perfecto”, silenciosa, conectada, parte de TODO y de NADA, invisible a los ojos humanos pero presente, existente, siempre atenta, disponible. Y llega un momento, quizá “el momento”, y un simple movimiento imperceptible que nace desde el núcleo vacío de su estructura atómica, un regurgitar de partículas que se organizan en células, que se organizan en estructura de vida y ¡zas!, ya no es semilla, es brote, un brote tierno, frágil, vulnerable, delicado…algo nuevo, distinto. En un único momento la semilla ya no es semilla, es otra cosa. ¿Acaso no está pasando lo mismo con el ser humano?

Los animales saben cuándo ha llegado el momento de emigrar, de viajar lejos. Pero ellos no se hacen ninguna pregunta. Hay algo que los guía, algo invisible que los mueve, que los “despierta” cuando ha llegado el momento adecuado. Nuestros científicos y biólogos le llaman instinto. Y parece que al ponerle una palabra ya saben lo que es. Pero no lo saben. Sólo lo han identificado, etiquetado, conceptualizado, interpretado, estudiado, dividido, compartimentalizado, otra vez. El ser humano se ha separado de su naturaleza, de su conexión con la Ley Natural. Ha cortado sus raíces y no se nutre de la savia que fluye de abajo-arriba sino de las ideas, los pensamientos que, como nubes empujadas por un viento invisible, cruzan los cielos más expansivos de nuestra esencia, tapando lo claro, lo luminoso, lo inmenso.
Hemos cortado la raíz, hemos olvidado el placer de pisar la tierra, de SER en la Tierra, de estar allí donde están nuestros pies. -Voy a buscarme – dice la mente- Voy a hacer un viaje iniciático al Tíbet, al Yucatán, al Machu Pichu… a dónde sea. Y no nos damos cuenta que estamos donde están nuestros pies.
El cuerpo es el sustrato conectivo que nos ancla a la Tierra, el templo sagrado donde morar, sentir, escuchar y dar. La búsqueda del SER no comienza en lo alto, como sí hicieron nuestros místicos, ermitaños y sabios de todos los tiempos. Renegaban el cuerpo, renegaba lo denso, la materialidad. ¡Qué densidad! ¡Qué demonios escondidos en la materia! Hay que elevarse, hay que buscar más allá. El anhelo de nuestro origen no puede estar en esta realidad tan dolorosa. Tiene que existir en otro lado, en el otro lado… y buscaban, a través del ascetismo, a través de la meditación y la anulación sensitiva los secretos más elevados de la Conciencia. Pero ahora toca algo distinto, algo que ya muchos comenzaron a intuir, visionar y experimentar en la primera mitad del siglo pasado y que ahora se vuelve inminente en esta nueva crisis evolutiva hacia el Nuevo Mundo. Es la transformación de la misma materia, el descenso de lo que está más allá de la mente a la Tierra, el desalojo de la oscuridad de aquello que una vez fue reluciente.
 Del instinto a la intuición. Este es el nuevo sendero evolutivo del ser humano, un sendero que no busca arriba sino que encuentra abajo y al encontrar lo que siempre ha estado ahí, lo transforma y lo eleva hacia arriba. La dualidad se disuelve ante esta experiencia. Ni más allá, ni más acá, ni más arriba, ni más abajo. Todo UNIDO, todo UNO. “
(Extracto del libro “Sentir para Saber”, aún en desarrollo)

Verdad

“Sólo podemos reconocer aquello que ya está presente dentro de nosotros mismos.”
Para reconocer la “Verdad”, esa Verdad innombrable y eterna que disipa toda duda, que libera de todo miedo, que trasciende y unifica realidades, es preciso primero reconocerla dentro de cada uno, despertarla, abrazarla, SER de Verdad. Y la Vida nos está invitando a dejarnos caer hacia ese encuentro con la esencialidad viviente que habita y mora en el interior del corazón de cada una de las células de nuestro cuerpo. Una vibración pura, conectiva y luminosa que nada sabe de teorías espiritualistas ni científicas, una vibración perceptiva profundamente conmovedora de AMOR, de realidad, de Unicidad.
La mentira, la gran mentira de nuestro viejo mundo se está cayendo a pedazos. Muchos se están agarrando a este viejo mundo como quien se agarra a un clavo ardiendo. Patrones de miedo, de pánico, de agresividad se desatan por doquier, intentos reactivos del ego por mantenernos esclavos de una gran mecánica mental, de una gran mentira. Por eso hay una gran polarización, cada vez más extrema entre las ideologías, sean cuales sean. Es la lucha del ego por mantener su identidad, su autonomía, su dictadura sobre el corazón humano.
Pero simultáneamente hay un resurgir profundo de la Conciencia, un renacimiento nuevo que no tiene forma, que no tiene nombre pero se aglutina a través de muchas formas, de muchos nombres, portando todos una misma vibración perceptiva de autenticidad. Son los precursores del Nuevo Mundo, organizándose de manera silenciosa, guiados simplemente por la sensibilidad conectiva, por el reconocimiento sensitivo, por la mirada conmovedora. NO se unen por ideología, sino por vibración, por afinidad, por reconocimiento sensible. Un abrazo y ya está. Una mirada y somos UNO. La alegría se asoma en la mirada. Está emergiendo una nueva HUMANIDAD.
Quedan muchos años por delante para crear el Nuevo Mundo. Estamos en pleno caos. Pero podemos comenzar a Celebrar ya la Nueva Vida, sumar intenciones y voluntades y CELEBRAR.
En estos meses, hasta el solsticio de diciembre, tenemos una oportunidad maravillosa de despojarnos del pasado por siempre, de vivir sin pasado, de volver a ser auténticos, REALES, genuinos, singulares, DE VERDAD. La emoción es el recurso creativo y transformacional que unifica y recupera lo que somos en la no forma, integrándolo en la forma, transformando el propio cuerpo, un Nuevo Cuerpo que será el que habite en el Nuevo Mundo.
Muchos se están dejando hacer por la gran Vida. Otros están sucumbiendo a la densidad de su lado más oscuro. Y como siempre, es una cuestión de elección creativa y de RESPONSABILIDAD.
No existen siete mil millones de cuerpos en el mundo, sino un sólo cuerpo repartido en siete mil millones de singularidades en el mundo. Por cada uno de nosotros que se haga responsable de la vibración de su propio pedacito de vida que habita y quiere habitar nuevamente su cuerpo, está influyendo de manera directa en todos los demás hermanos que viven en este planeta. Es nuestra RESPONSABILIDAD creativa, es nuestra gran elección.
Celebremos la Nueva Vida. Celebremos la Nueva Vibración que recién está llegando.
“Con los pies en la Tierra y el corazón hacia el Cielo, CONFÍEMOS”.  
TE AMO.

Jorge Santana 

- Blog Tu asesor intuitivo




P.P.D. Y como siempre, no hagan ni caso. Si les resuena está bien. Y si no también.
Gracias.

2 de noviembre de 2012

Tomar acción

Todos hemos oído muchas veces la frase de que el Universo es favorable, que está siempre “confabulando” para ayudarnos, para que logremos lo que deseamos.
Decimos, y lo hacemos convencidos, que tenemos que cuidar lo que decimos, lo que repetimos, lo que creemos, pues la Vida va siempre a darnos la razón y que si creemos que algo va a salirnos mal al final así será, y lo mismo sirve para lo contrario.
También el libro o la película de “El Secreto” y la “ley de la atracción” parece decirnos lo mismo que deseemos algo, que lo verbalicemos, que, tal y como aparece en el film, basta con colgar una foto de lo que queremos en el “corcho de los deseos” para que las cosas se consigan.
Todas estas ideas, todos estos sentimientos pueden estar arraigados de una forma u otra dentro de nosotros, incluso, algunas de ellas me las podéis haber oído decir a mi en muchas ocasiones, pero enunciadas así, tan solo, pueden convertirse en algo muy peligroso para nosotros; pueden hacernos creer que vivimos en una especie de Jauja, de mundo mágico donde todo se consigue a cambio de nada y también todos sabemos que eso no es así. Ese contraste, esa aparente discordancia entre lo que creemos y lo que vivimos día a día conlleva otro peligro: no creer en nada, el pensar que todo es mentira, que todo son cuentos bonitos para engañar a niños, a crédulos o a simples y que es cierto lo que nos decían nuestros mayores de que la vida es un “valle de lágrimas”, que hemos venido a sufrir, que la recompensa la tendremos en la otra vida y que todo lo que consigamos en ésta será con “sangre, sudor y lágrimas”.
¿Cuál es entonces el verdadero “Secreto”, donde está la llave “mágica” que nos abre las puertas para pasar de un mundo a otro? La respuesta a esta pregunta también la conocemos todos y si alguien cree que no puede recurrir al Refranero español donde encontrará sentencias como “A Dios rogando y con el mazo dando” o “obras son amores y no buenas razones”
En efecto, el verdadero “Secreto” que queríamos encontrar la verdadera “ley de la atracción” el “Dorado” que todos queremos encontrar se encuentra ahí, en “tomar acción”, en apuntarse realmente a lo que queremos y dedicar y orientar todas nuestras energías a ello.
Ese es el camino, esa es la palanca que necesitamos para que después todas las fuerzas del Universo se pongan de nuestro lado para ayudarnos a conseguir lo que queremos, y en ese camino, en contra de lo a veces podamos pensar, los primeros pasos tal y como ocurre cuando nos ponemos a navegar a favor del viento, son muy fáciles, son muy sencillos: consistirán en pasar las cosas del mundo de las ideas al mundo real y ¿eso es sencillo, fácil de hacer? Y la respuesta es que sí, que está al alcance de todos, en cualquier momento, a cualquier edad, que para ello hace falta, tan solo, algo tan difícil de conseguir como el lápiz y el papel: con algo tan sencillo como escribir nuestros deseos nuestros sueños ya estamos haciéndolos presentes en el mundo “real”, estamos empezando a darles sustancia, forma y cuando al hacerlo lo hagamos con más detenimiento, con más detalle más cuerpo le estaremos dando, más presencia le estaremos dando en el mundo material. Eric nos invita en muchas ocasiones, y yo con él, a que hagamos listas siempre de cosas que nos apetezcan, que nos hagan ilusión, por ejemplo de viajes a hacer, de países a visitar y así, en ese momento, la aventura empieza ya.
Me diréis vale, eso ya está hecho, vale, pero ¿ahora qué?, ahora viene lo difícil, ¿cómo seguimos? Y la respuesta es sencilla: con lápiz y papel. Planificando los pasos a seguir para conseguirlo, lo que necesitamos para ello y lo que tenemos que hacer y apuntándonos a ello, ¿cómo?, volviendo a escribir, cada día, en una agenda, lo que cada día tenemos que hacer para llegar a nuestro objetivo, y haciéndolo, cada día, que por la noche podamos tachar las tareas realizadas. Solo así, con todo nuestra atención fijada en el momento podremos realizar los viajes largos. Solo olvidándonos de los manidos “es muy difícil”, “es imposible”, “con la suerte que yo tengo”, “con esta crisis” (en los cuales, si estamos convencidos, la vida también va a darnos la razón) , solo si cada día hacemos lo preciso para lograr lo que deseamos la Vida hará todo lo posible para ayudarnos, para que el camino sea más fácil y la senda más plana.
Tomar acción es la forma de tomar las riendas de nuestra vida, de hacernos responsables, y no víctimas de ella.