14 de julio de 2013

Comida y Frutas



"El saber tiene sabor" y el sabor es un puente entre lo material y lo no material. El comer, la dieta, es primariamente emocional. La naturaleza de las comidas es metáfora emocional. Lo que realmente nos nutre en el comer es nuestra conciencia y atención a los sabores.
Hay un principio de placer universal en tu vida. Toda acción se dirige a algún tipo de placer. El comer es, ante todo, un placer.
Una expresión popular dice: “somos lo que comemos”. Esto no es correcto. Mejor se podría decir que somos lo que no comemos o dicho de otra manera, somos todo lo que no consideramos que nos falta. Entonces, con ese planteamiento lo más correcto sería decir “Comemos las metáforas de lo que no nos permitimos sentir completamente” La metáfora que representa los alimentos que ingerimos es lo que realmente comemos y que a la vez representa lo que no nos permitimos vivir completamente.
La comida es como una meditación de sentir, saborear y disfrutar. Nuestra disposición a escucha a nuestro interior se refleja en el gusto con el que nos relacionamos con el comer, no de una forma hambrienta o compulsiva sino de forma relajada y agradecida. La comida es como un amigo con el cual existe una comunicación afectiva no un enemigo para destruir y devorar.
Existe un código específico entre las comidas y las emociones. El comer es contactar con esa emoción
Las frutas son apoyos a cualidades específicas de la vida de la persona, tanto en el campo emocional y mental como alimenticio
La fruta, la que sea, suele representar entre otras cosas, el final de un proceso de vida, el celebrar el desapego, el llegar al punto deseado, lo que podríamos considerar como la idea de tener éxito y poder “disfrutar” de los propios esfuerzos.
Muchísimas personas no suelen comer fruta a menudo, aunque no les disguste y hasta les guste; sólo que no la piden o, aunque esté presente no suele optar por ella y ni saben el por qué. Se trata de la metáfora de la fruta en general y quizás de alguna fruta en particular.
Curiosamente le tenemos más miedo y nos resistimos más a lo que nos representa éxito que a lo que nos indica fracaso. Al fracaso, por incómodas que pudieran ser sus consecuencias, por lo menos lo conocemos y podemos estar acostumbrados a él, casi considerarlo como algo más o menos normal y bastante controlable.
En cambio el éxito nos enfrenta con lo desconocido; nos indica un aumento de responsabilidad, de conciencia, de visibilidad y hasta de más vulnerabilidad. Ya no solamente tendremos que ejercer poder moviendo la imaginación sino que tendremos también que organizar nuestro tiempo y espacio a otro nivel fuera de nuestra zona de confort. El que logra el éxito ya no es el mismo que el que empezó el proceso, requiere dejar morir el pasado y viejas identificaciones y apegos. El éxito, en el campo que sea, también nos enfrenta con lo que es a la vez lo más dulce y para muchos lo más terrorífico de la vida que es la libertad completa y total.

He aquí algunos ejemplos 
Albaricoque: 
La capacidad de saber. El oír y comprender las respuestas de la vida, de la voz interna
Cerezas
Dinamismo físico, aventurismo, integridad personal e independencia
Ciruelas:  
Transformación de nuestro carácter, perspicacia y capacidad de ver la oportunidad
Fresa
transmutación o refinación de energías
Coco: 
 tranquilidad mental
Piña
desarrollo espiritual. Expresión clara con sabor emotivo y valores o moral de alto nivel
Melón: 
Sentimiento de seguridad, bienestar y confianza en nuestros recursos personales y en
nuestra creatividad. Tranquilidad alegre
Sandía:
Dinamismo y actividad relajada
Uva:
ternura, sensibilidad, consideración, crecimiento espiritual
Melocotón: 
La exploración del ser individual y el ser interior. Desarrollo de la devoción y el
agradecimiento. Valores altos
Mora: 
energía oscura, original, auténtica. Relaciona respiración y lo que uno siente cuando
está. Mora=Amor
Lista completa en libro "Ensenanzas" disponible en http://ericrolf.com/inicio.htm
Por Eric Rolf

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