Esta pregunta así planteada creo que encierra una trampa. Impulsados por nuestro ego en un primer momento dos respuestas, iguales aunque opuestas, nos viene a la boca:
- Todo. En esta vida nos lo merecemos todo, no tenemos culpas, no somos malos, no vemos motivos para no merecerlo todo.
- También es posible que nuestro ego nos lleve a la respuesta contraria: no nos merecemos nada ya sea porque no nos sentimos dignos de ello o porque creemos que en esta vida no se nos da nada, que todo tenemos que lucharlo, que arrebatarlo a la vida con mucho trabajo y mucho esfuerzo: así todo lo que tenemos, todo lo que hemos logrado nos supone un buen saco de medallas para exhibir.
Creo que la respuesta es sencilla pero debemos buscarla mirando en otra dirección. En el contexto de la Medicina del Alma sabemos que la Vida siempre es amistosa, que el Universo siempre nos favorece. Sabemos que hemos venido a este mundo, fundamentalmente a tres cosas: a escuchar, a dar y a sentir así como que tenemos que enfocarnos en los procesos, en esos tres procesos, no en los resultados finales. No podemos, no tenemos que actuar pensando en lo que vamos a obtener a cambio, en lo que vamos a merecer por ello. Nunca vamos a merecer nada porque no hemos venido a eso, no tenemos ningún derecho a exigirle nada a la Vida, no nos debe nada.
Por ello creo que en esta vida no nos merecemos nada, pero, en cambio tenemos la posibilidad, el derecho, la obligación de esperarlo Todo: la Vida siempre nos ayuda, las casualidades no existen y todo aquello que nos ocurre no tiene otro objetico que ayudarnos, que acercarnos a lograr el objetivo de nuestra vida, hacernos más fácil el éxito el conseguir aquello para lo que hemos venido aquí, el conseguir que nuestra travesía sea más rápida, más fácil, más cómoda si queremos pones nuestras velas al viento.
La Vida nos hace regalos de forma constante, en todo se esconde un regalo para nosotros, es nuestra tarea descubrirlos, pero tenemos que recordar que el regalo, el obsequio, no es algo que uno merezca, algo a lo que tenga derecho, algo que podamos exigir o pedir, sino que es algo que graciosa, voluntaria, generosamente se nos da. Algo que la Vida generosamente nos ofrece, a manos llenas, a cada momento.
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